LA EDAD ANTIGUA EN ESPAÑA Y ANDALUCÍA

1. La Edad Antigua   La Edad Antigua es la etapa de la Historia que comenzó cuando se inventó la escritura, aproximadamente en el año 3.000 antes de Cristo y finalizó cuando terminó el Imperio Romano, en el año 476 después de Cristo.
     Cuando se inventó la escritura no se hacía como lo hacemos hoy, sino que se trazaban símbolos y dibujos sobre piedras u otros materiales.
    Al principio de la Edad Antigua en Andalucía habitaba el pueblo de Tartesos y en el resto de la Península otros pueblos que tenían entre sí muchos rasgos que los diferenciaban, como los íberos del este de la Península, los galaicos, astures, cántabros y vascos del norte y los celtíberos del centro.
    Otros pueblos de lugares más lejanos vinieron a la Península y se establecieron en ella. Eran los pueblos colonizadores que enseñaron a los habitantes de este lugar sus costumbres y sus conocimientos y  fundaron bastantes poblados o ciudades a los que llamaron colonias. Estos pueblos fueron los fenicios, los griegos y los cartagineses.
    Pero algún tiempo después existió  el pueblo romano que desarrolló una gran civilización, aprendida en parte de los griegos y que ha influido muchísimo en nuestra cultura y formas de vida.
    Hace unos 2.000 años el pueblo romano consiguió ser el más poderoso de su época. Formaron un imperio, es decir, un inmenso territorio bajo el poder de su emperador. Este imperio llegó a extenderse por el Mediterráneo ocupando casi toda Europa y parte de Asia y de África. El primer emperador del Imperio Romano fue Octavio César Augusto en el año 27 antes del nacimiento de Cristo.
    La capital del imperio fue Roma y en ella comenzaban grandes vías o calzadas que la comunicaban con el resto del imperio.
    En las familias eran los hombres los que tenían toda la autoridad sobre los demás. Las mujeres trabajaban en la casa y cuidaban a los hijos. Los niños y niñas iban a la escuela desde los 7 a los 12 años de edad. Los esclavos hacían los trabajos más duros.
   En todo el imperio se hablaba la misma lengua: el latín, que luego se ha ido transformando en las lenguas que hoy hablamos. También eran las mismas leyes las que existían para todos los habitantes de ese gran territorio.
    Los romanos eran politeístas, es decir, creían en la existencia de muchos dioses a los que adoraban en sus templos respectivos.
    Se divertían en grandes espectáculos, como la lucha de gladiadores que se hacía en los anfiteatros, las comedias en el teatro y las carreras en el circo.
Acudían a bañarse a los baños públicos llamados termas.
    Crearon grandes ciudades que tenían amplias calles empedradas, edificios públicos, monumentos y fuentes. En cada ciudad el acueducto llevaba  agua a las fuentes y a las termas. En los templos se adoraba al dios correspondiente. El foro era el centro de la ciudad y allí se reunían para comentar asuntos importantes. Las murallas protegían la ciudad de los ataques de los enemigos del Imperio.
La Edad Antigua en España y en Andalucía.
    Al territorio de la Península Ibérica los romanos le llamaron Hispania. En ella había tres provincias: la Tarraconense, Lusitania y la Bética, al sur.
    Este nombre era debido al río Guadalquivir,  al que ellos llamaron Betis y que usaban para comunicar con barco algunas ciudades de la Bética.
    Aquí, en el sur, los romanos vencieron al pueblo cartaginés y con el tiempo los habitantes de la Bética se romanizaron, es decir, aprendieron el latín y aceptaron las leyes, la religión y las costumbres romanas.
    En la Bética nacieron algunos personajes muy importantes del imperio, como los emperadores Trajano y Adriano, el filósofo Séneca y el escritor Lucano.
    Con los romanos aumentaron su tamaño o se fundaron las primeras grandes ciudades de Andalucía. Además de Cádiz (Gades) o Málaga (Malaca) que ya existían fundaron otras como Itálica (junto a Santiponce, en Sevilla), Sevilla (Hispalis), Écija (Astigi) o Córdoba (Corduba) que era la capital de la Bética.
    Construyeron templos y vías o calzadas de las que aún quedan restos. Los puentes fueron muy resistentes. Muchos perduran aún, como el de Córdoba y Utrera. También Puente romano de Córdobaquedan restos de anfiteatros en Cádiz, Carmona y otros lugares. El acueducto de Nerja es uno de los que mejor se conserva.
    La Bética se convirtió en una zona muy próspera pues los romanos supieron aprovechar bien sus recursos.
    Seguro que has comido alguna vez bacalao o incluso sardinas-arenques que se compran saladas en las tiendas. Bien, pues esta técnica de conservar el pescado por más tiempo añadiéndole sal la inventaron  las personas que vivieron en la Edad Antigua.  Hoy seguimos haciéndolo igual.
    El pescado lo salaban en las fábricas de salazón, como la que había en Almuñécar, en la provincia de Granada, a la que continuaron llamando Sexi. Después exportaban el pescado, es decir, se llevaba a muchos lugares del imperio, algunos muy lejanos, en donde lo podían consumir sin que se alterara.
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